sábado, marzo 11, 2006

Relato desde las lágrimas

Son complemento cual Venus y el amanecer,
dijo uno poco madrugador.
Podría decir a una palma de distancia
dijo otro que nada había entendido de distancias...
Tan cercanos,
tan distantes,
cual aquellas aves enfrentadas
que al cosmos le corresponde la autoría,
dijo un tercero que algo había aprendido,
de observar no mas...
Mujeres cual ella inspiraron a los egipcios
en sus delirantes y macrocráticas construcciones,
imaginó uno sin dudas -al parecer-.
Ellas -esas mujeres- son quienes se dignan
del amor que solo pocos hombres pueden darle,
o que solo devorando varios alcanzarán,
se escuchó casi perdido entre el bullicio
que comenzaba a apaciguarse...
Y ahora que callan,
y su respiración me asfixia
y ahora ¿para que hablar?,
sólo obsérvenla, caballeros,
no mas que ello;
ya son leyenda las verdades del peligro
de acercarse con un corazoncito de lata
a iman de tal envergadura.
Solo contémplenla, si se atreven,
no mas que eso caballeros
los muertos somos muchos
y ya no hay sol que seque tanta sangre...
- - - - -
Viene la plaga, pues,
la malaria y otros bichos,
todo por tanta muerte,
por tanta podredumbre
de carnes desparramadas en pleno campo de batalla
de soldaditos y algún quijotesco enamorado
quienes -probablemente- ni se enteraron que habría guerra,
menos aún tamaña carnicería.
-¡Esperpento!- me vomita al pasar una anciana
al observarme arrastrarme con algún vuelto de dignidad
que quiza haya quedado en el bolsillo trasero -o interior-
No reconozco su rostro, tampoco intento,
ya no tengo fuerzas,
después de tanto combate
tanta metralla y tanta mierda, compañero,
cuesta mirar a los ojos sin sentirse herido,
cuesta recordar lo que es una caricia,
cuesta recordar lo que es un abrazo,
cuesta recordar lo que es sentir pulsaciones intensas,
cuesta recordar lo que es que te estrechen una mano,
cuesta recordar,
y cuesta mucho aceptar
que por solo eso, gestos,
cariño, vivir,
es que hemos pagado tan caro...